A MERCED DEL DINERO. C159: No tengo por qué responder a eso.
Richard negó despacio con la cabeza, como si cada palabra de su madre fuera una piedra que debía apartar del camino.
—Mamá, a Marfil no le interesan esas cosas —respondió con una calma que parecía nacer de lo más profundo de su convicción—. Marfil me quiere a mí. Y aún si yo no tuviera el dinero que ustedes me dieron, aún si todo se desvaneciera y yo quedara sin nada, ella seguiría a mi lado. No está conmigo por lo que poseo, está conmigo por lo que soy.
—¿Y cómo puedes estar tan seguro de eso? —preguntó con los ojos entrecerrados, como si buscara penetrar en la mente de su hijo—. ¿Cómo sabes que no está jugando el papel perfecto, el papel de la inocente, del alma pura que no codicia nada? ¿Cómo sabes que en el fondo no es como todas las demás, sabiendo perfectamente que eres el heredero universal de todo lo que poseemos tu padre y yo? Richard, no seas ingenuo. Esa chica no puede ser tan inocente. Ella sabe exactamente lo que haces, lo que representas, y lo que puedes ofrecerle. Te ha