La ciudad que los recibiría tenía un aire de modernidad europea, llena de luces elegantes y rascacielos de cristal que se elevaban sobre un cielo nublado. El congreso internacional sobre innovación empresarial y alianzas globales se celebraba en uno de los centros más prestigiosos de la región. Empresas de diferentes países habían sido invitadas, y tanto Mireth Capital como Voltranus Corporation recibieron su respectiva convocatoria. No era necesaria la participación directa de los presidentes, sino que podían enviar a un representante de la empresa.
En Mireth Capital, el equipo ejecutivo decidió enviar a Marfil, no solo por su capacidad oratoria y su manejo impecable del lenguaje corporativo, sino porque ella representaba el perfil moderno que la empresa quería proyectar ante los nuevos inversionistas internacionales. Ella podría fácilmente socializar con futuros clientes o aliados.
Fue una decisión lógica. Ella aceptó con profesionalismo, aunque en su interior sintió que aquel viaje