A MERCED DEL DINERO. C124: ¡No te atrevas a moverte!
La línea seguía abierta, pero Lucas ya no esperaba respuesta. Solo quería que lo escuchara. Aunque fuera una vez. Aunque fuera borracho, deshecho, y con el alma hecha trizas.
Y entonces, como un trueno inesperado en medio de la tormenta, una voz femenina estalló desde el otro lado de la línea.
—¡Demonios, Lucas! ¿Pero qué rayos estás haciendo? ¡Solo escúchate! ¡Eres un bueno para nada!
Las palabras le golpearon como una bofetada. Se quedó mudo, con el teléfono pegado a la oreja y los ojos vacíos, incapaz de reaccionar al principio.
—Dime ahora mismo dónde estás, que voy a ir a buscarte, ¿me entiendes?
Lucas frunció el ceño. Hubo algo en esa voz… algo que no encajaba. No sonaba como Marfil. El tono era más áspero, más directo, incluso molesto, pero no con esa elegancia fría y distante que tenía Marfil. No… no era ella.
Entrecerró los ojos y alejó el teléfono para mirar la pantalla con esfuerzo. Se frotó los párpados, intentando enfocar la pantalla borrosa. Y entonces lo vio. Lo leyó. M