Mundo ficciónIniciar sesiónLeonora Brown creía estar destinada a grandes cosas, pero los grandes destinos conllevan grandes sacrificios. De alguna forma terminó trabajando en la más grande firma inversiones de América, bajo el mando de hierro de Damián Goldstein, siendo su asistente y con un encargo inaudito de parte de su jefe: ¡Qué le busque una madre para su hijo! Damián es un hombre cruel y enigmático que parece esconder más de un secreto. Porque ese tirano que quiere que Leonora incline la cabeza y cumpla sus órdenes más absurdas, fue el mismo hombre dulce y comprensivo que le hizo conocer el amor una noche que jura no recordar. Aun así, al verla por segunda vez, su reacción es inminente: la odia, e intenta despedirla. Después ¡le pide que le consiga una familia falsa para mantener su imagen limpia! Leonora tendrá que recoger los pedazos de su corazón roto y evitar que su maniático nuevo jefe la despida. Todo, mientras hace de cupido, asistente y algo más. ¿Lo logrará? Según ella sí, según Damián… no. Lo que ninguno sabe es que, el destino terminará uniéndolos por más que intenten huir de él.
Leer másLa música estridente, la gente saltando a mi alrededor y el alcohol que recorre por mis venas en esta fiesta no me hacen sentir como yo. Lo cual me fascina. ¡Esta es mi primera noche de locura y rebeldía! Acabo de graduarme de la universidad y estoy celebrando con mis amigas en este club playero en el corazón de Miami.
—Estamos reunidas aquí para celebrar un momento triste y alegre al mismo tiempo. Nuestra Leonora abandonará el nido y se irá a trabajar a la ciudad que nunca duerme, Nueva York. A su salud — celebra Harper. Todas alzamos nuestros shots, los chocamos y bebemos hasta el fondo. Harper y Ava se ríen; a Sofía y Amy el tequila les está afectando. A mí solo me prende más, pido otra ronda de shots. —Lelo, ¿no crees que no deberías beber tanto? — aconseja Amy susurrándome al oído. Típico de Amy, mi mejor amiga y prima, cuidarme por ser la mayor. Pero lo que se le ha olvidado es que ya tengo 23 años de edad, soy una mujer legalmente y este es mi grito de libertad. —¡Quién tenga miedo de morir que no nazca! — menciono muy animada para después beber de mi shot, todas me siguen bebiendo del suyo entre más risas. —¿Qué tiene de especial Nueva York? ¿Las ratas y los vagabundos? Yo no quiero que te vayas — se queja Sofía. —¡Hey, yo vivo allí! — se defiende ofendida Amy — Las ratas y los vagabundos, son parte de su encanto. Más risas, estamos muy bebidas. —Sé que será difícil separarnos, pero quiero volar del nido. Mudarme a una nueva ciudad y salir del yugo de mis padres, me hará sentir como una mujer adulta. ¡Por fin! — explico emocionada. —Ya que quieres liberarte ¿por qué no hacemos un reto? Esta noche no acaba si no le damos un beso a un desconocido guapo — propone Ava. A Amy no le parece, es la única que no está convencida. —No uno, sino cuántos se nos atraviesen. Quién más besos dé, ganará. ¿Es un trato celebrada? — sigue Harper viéndome desafiante. —¿Quién dijo miedo? Porque yo no — exclamo súper confiada. Más me vitorean, y más elogian mi espíritu. Nos esparcimos por el club entonces. Todas menos Amy y yo. Caminamos alejándonos del ruido estridente al área de la playa del club mientras estamos enlazadas del brazo. —¿De verdad te vas a besar con cuánto desconocido veas? — pregunta asqueada Amy — Piensa en el regaño que me daría tu padre. Te dio permiso de hacer este viaje porque le garantice que te comportarías. —¿Mi papá te pidió que me vigilases? — pregunto asombrada soltándome de ella. —No lo mires así… se preocupa mucho por ti — explica apenada. Estoy harta. ¿Cuántas cosas no habrá hecho mi padre a mi edad, pero a mí sí me manda niñera? Más en serio me tomo el desafío. —No digo que, con 20 hombres, pero ¿qué tal si sí besamos a un desconocido guapo esta noche? — propongo, Amy se pone nerviosa, le sostengo de los brazos emocionada — ¿Te lo imaginas? ¿El grito en el cielo que pondrá mi papá si se entera? —A mí me parece una terrible idea por… — Amy me quiere llevar la contraria, pero desiste de hacerlo al ver a un chico que mira insistente en nuestra dirección. —¿Estás sonrojándote por el rubio? — juego con ella. Niega nerviosa, pero le doy un empujón — Tu oportunidad de rebelarte ha llegado Amanda Belmonte. La veo irse con el chico y comenzar a coquetear con éste, obvio le gusta. Tomo asiento en uno de los puestos de la terraza para observar mi creación a una distancia apropiada. Estiro mis piernas, apoyo mis brazos detrás de mi espalda y miro de nuevo al cielo estrellado. —¿Qué hay de interesante en el cielo para mirarlo tanto? — escucho una voz masculina a mi lado. Un hombre que ni me molesto por ver se ha sentado en el puesto que tengo cerca. —Porque estoy esperando a que caiga una estrella fugaz para pedir un deseo — respondo volviendo a ver al frente a Amy con el rubio entre sonrisas coquetas. Mírala, no y qué tenía pena. —¿Qué vas a desear al ver una? — cuestiona intrigado. —No sé si quiera responder esa pregunta antes que tú. ¿Qué le pedirías a una? — digo tonteando más enfocada estoy en aquel par de tortolos a la distancia. —Qué la noche sea eterna para… seguir mirándote. Un gesto de sorpresa y luego una mofa de burla se apodera de mi rostro. Me volteo a ver al hombre que me habla. —Eso fue demasiado osado para mi gus… — no puedo terminar la palabra al verle directamente. A mi lado está sentado uno de los hombres más atractivos que jamás haya visto. Hay algo magnético en sus penetrantes ojos café y en su gran sonrisa. De él destila masculinidad a cada poro. Y yo que no creo en el amor a primera vista, estoy comenzando a creer en éste. —¿Tu gusto? — me vuelve a sonreír pícaramente meciendo el trago que tiene en su mano izquierda — ¿Tu amiga te dejó aquí tirada y se fue a besar al que le gustaba? Ello me hace salir del hechizo que me había lanzado, volteo a ver a Amy dándose tremendo beso con el desconocido. Apenas puedo abrir mi boca complacida y emocionada. —¿No deberías estar molesta? — se ríe. —Para nada. Es parte de la apuesta… besar a un desconocido atractivo esta noche — le miro de reojo haciéndome la desinteresada. —Si no conocemos nuestros nombres, ¿eso me incluye en la categoría de desconocido? —Quizás… pero no eres de mi tipo — miento. Él es mi tipo. —¿Y cómo es tu tipo? —Me gustan los hombres que saben bailar, y que son románticos. Soñadores como yo misma lo soy. Él se para y pone a mi frente, mostrándome su imponente tamaño y extendiendo su mano hacia mí. —¿Me pones a prueba? — me reta con esa encantadora sonrisa. Tomo de su mano, mientras me conduce a salir de la terraza y nos acercamos al mar alejados lo suficiente de la música ruidosa. Pero sí más cerca de una más tranquila de otro club vecino. Una bajo la cual él me hace bailar consigo. El momento es mágico, y mi corazón no puede estar más acelerado dando vueltas bajo el cielo estrellado. Al posar sus manos en mi cintura y más acercarse a mi cuerpo, nuestras respiraciones se mezclan. Apenas las puedo escuchar en compañía de las olas del mar. Aquí nuestros ojos se conectan, y envuelta en emociones que son desconocidas para mí, me dejó besar por este hombre. Tal vez no lo conozca, tal vez el tequila me ha desinhibido, pero la dicha y cosquillas que tengo en mi vientre no son normales. Nunca había tenido un beso como este, y él lo sabe a la perfección. —¿Puedo seguir mirándote hasta que amanezca? — cuestiona encerrando mi rostro en sus grandes manos. …. Los besos van y vienen mientras él se hunde con constancia en mi interior. La pasión nos envuelve al igual que su gentileza y fuerza me hacen enloquecer. Mientras hacemos el amor en mi habitación del apartamento que alquilé, tengo dos grandes certezas: Estoy gozando como nunca lo había hecho, y … —No debería estar haciendo esto — menciono entre mis gemidos — la apuesta con mis amigas era por un beso. —Oh, también puedo darte uno — asegura saliendo de mí para bajar su cabeza lentamente a entre mis piernas. Me quedó viendo como siembra un camino de besos suaves desde mi pecho hasta mi vientre, hasta que me da un muy buen beso allí abajo. Mis dedos se aferran a las sabanas al disfrutar y experimentar un gran orgasmo. Él vuelve a entrar en mí sin darme descanso, hace que me siente encima de él, y me guía a contonear mis caderas montándolo. Es el paraíso. —Debes estar acostumbrado a este tipo de cosas ¿no? — pregunto extasiada. No puedo parar de ver sus ojos, ni sus labios mojados de mí. —¿Enamorarme a primera vista? — dice para después besar el torso de mi mano — No lo creo, princesa. Me río, y pienso que no lo dice en serio. Aunque, tal vez sea el alcohol, que los dos estemos bebidos y la gran química que tenemos en la cama, pero ¿y si es destino conocernos? ¿Qué tiene de malo fantasear y soñar? —Si tan enamorado estás, deberías decirme tu nombre — menciono limpiando sus labios. —Te lo diré cuando amanezca — asegura hundiéndose en mi cuello a chuparlo — Recuerda que la apuesta era con un desconocido. Me río muchísimo de su chiste. No puedo hacerlo por mucho tiempo porque vuelve a tirarme a la cama y a abrir mis piernas para darme más placer en otra posición. Sí, este es de lejos el mayor acto de rebeldía que he cometido en mi vida.Narrado por Luciano BrownAlgunos meses después Ni la vejez ha sido capaz de quitarme de encima la capacidad de sorprenderme por la locura colectiva de la que siempre ha sufrido mi familia. Es que era impresionante, que los problemas mentales de los Brown no sólo se limitaran a quienes compartíamos sangre, sino a los que se unían a nosotros en matrimonio.Esta es la única explicación que se me ocurre, porque yo entiendo que Leah haya decidido celebrar de nuevo este año el cumpleaños de Leonor. También entiendo que queramos complacerla porque está como a tres respiraciones de ser recibida en el infierno, lo que no comprendo es cómo Lucía con los años fue echándose a perder, y hasta… hasta Marianne.Mi mujer ha sido embrujada con el pasar de los años por esta maldita mansión. Ni que no tuviese el poder de ver muertos y espantos, me la salvó. Ni que no usásemos este sitio como residencia principal, todo esto lo debían saber los espíritus del bosque.—¿En qué estás pensando Luciano? — me
Narrado por Amy BelmonteEstar de luna de miel en un paraíso como las Bahamas es peligroso. Muy peligroso porque tengo la sensación de que me puedo acostumbrar a esto, al sol en mi piel, el sonido de las olas del mar, y este delicioso coctel que no sé qué tendrá, pero está bueno.Lucy Jane se había quedado con sus abuelos por estos cinco días en los que sus padres se escaparían de sus responsabilidades. Ya era el tercer día de la escapada, y por supuesto que extrañaba a mi bebé, sin embargo, me lo merecía.—Estoy preocupado Amanda — comenta Luke volviendo de su ida al baño y reclinándose de la tumbona a mi lado.También me preocupa que me llame Amanda. Llamarme Amanda se está limitando últimamente a temas serios, del resto, abejita por aquí y por allá. Especialmente estos días de vacaciones en los que hemos tenido tanto sexo como comidas.—¿De qué estás preocupado? — indago.—Mamá me acaba de llamar. Sugirió que nos quedásemos la semana entera — responde en un gran conflicto.—¿La sem
Narrado por Amy BelmonteAparentemente con dinero todo es posible, por lo que nuestra boda de 200 invitados tardó poco más que tres meses siendo organizada. Hoy, es el día de la boda, y tampoco puedo decir que he sido una novia muy complicada, lo que he pedido, se me ha concedido. Todos han cooperado conmigo y me han demostrado el amor del que estoy rodeada.La única que no parece cooperar esta tarde, es mi hija que está pegada de mi pecho. Para esta hora ya estoy lista como la novia del mes de la familia. Mi maquillaje es impoluto, las ondas en mi cabello son una obra de arte, y mi vestido de novia, es de ensueño.Estoy orgullosa de mí misma por lucir tan bien en él, modestia aparte, porque esta mamá se había enfocado en recuperar su cuerpo antes del embarazo. Incluso, estamos a tiempo y la paz se respira en este salón en el que estoy a solas amamantando a mi hija.Sin embargo, vuelvo a pensar en lo mismo, Lucy Jane no quiere despegarse de mi pecho.—Hija… tienes que parar de comer,
Narrado por Abigail O'ConnorAubrey no se espera lo que se viene y la emoción por esta sorpresa perfecta no me deja parar de sonreír. Su novio le pedirá matrimonio esta tarde, y por ello, hemos viajado hasta Hawái para que le den la propuesta de sus sueños. Si bien mi prima no es de las que soñaba con casarse, sé lo que le gusta y cómo le gusta. En los miles de escenarios hipotéticos, tenía que ser Hawái, y en algún tipo de playa, sí o sí. Además, siendo una sorpresa.Ahora, cómo a una mujer que le habían llevado a comprar un anillo de compromiso hace poco y viajaba con su prometido, no sospechaba que le pedirían matrimonio. Muy sencillo, este viaje era uno que no sólo incluía a los futuros esposos, sino a la prima y a su novio.Quien “dio la idea” del viaje, fui “yo”, no Teodoro. Quien “organizó” el viaje, fui “yo”, no Teodoro. Obviamente, Teo se me acercó para ayudar a armar algo ideal para Aubrey, obvio él fue el de la idea y la organización. Sólo di mi asistencia, es decir, había
Narrado por Amy BelmontePuede que no supiese cuánto dinero pondría Luke para nuestra boda, pero eso no quería decir que no había investigado más o menos cuánto podría costar una boda 200 invitados en el estado en el que vivíamos. Según lo que leí, una buena boda para esa cantidad de personas podía hacerse con 100 mil o 120 mil dólares.Cantidades absurdas para una boda, por supuesto que sí. Aun así, los invitados de Luke debían estar acostumbrados a cosas de lujo, y en consideración a que el dinero no era un problema para su familia, pensé que sería una suma adecuada.Incluso, si Luke llegaba a decir que era mucho dinero, podíamos reducirlo a lo que dispusiese o recortar mi lista de invitados. Estaba dispuesta a negociar todo lo anterior, por lo que, que diga que el presupuesto de nuestra boda será de dos millones, me ha dejado viendo estrellas.No estrellas de las buenas.—Comprendo mejor lo desorientada que te sientes con ese presupuesto Amanda, pero… — habla Anne que está que vuel
Narrado por Amy BelmonteSi algo caracterizaba a los Brown, es que no se perdían de nada, ni un secreto o acontecimiento relacionado con ellos, podía escondérseles. En especial, a la señora Lucía que era quien operaba como líder de asuntos familiares, eso es lo que me ha llevado a que una semana después de la plática sobre matrimonio que tuve con Luke, esté llegando a la mansión Brown.Tengo a Lucy Jane en los brazos y su pañalera guindada en uno de mis hombros entrando en esta casa gigante. En lo que entro, no estoy sola por mucho tiempo porque varios empleados vienen a saludarme y a ver a la bebé de cerca. Me cuesta llevarle el ritmo a la mayoría, porque mucha gente trabaja en esta propiedad. De algunos recuerdo el nombre, de otros no.Todos están festejando la salud de mi hija, y añadiendo uno que otro comentario de incredulidad con que esta sea la hija del terrible Luke. No me da chance de responder que a su papá lo tengo domado por los momentos, porque Lucía está bajando por las





Último capítulo