Salí corriendo de Goldstein Invesments a la boutique más cercana, y regresé corriendo para arreglarme lo mejor que pude en el baño. Hice milagros para comprar un vestido, zapatos y maquillarme en 20 minutos. Lo conseguí de algún modo, y heme aquí.
Llegando hiperventilada al estacionamiento subterráneo donde me está esperando Damián a punto de meterse al auto. Cuando me ve, puedo notar cómo me mira de pies a cabeza con una leve impresión, que esconde con facilidad para meterse en el auto. Le sigo.
—Te ves mal. Pudiste hacerlo mejor — asegura viendo en dirección contraria a mí.
No sé qué más quería. Tengo un vestido negro largo que se ciñe a mi figura. Sé que no es el mejor vestido, pero ni me lo probé en la tienda por las prisas. Sólo lo pagué y me lo llevé.
—Lo siento. Fue lo mejor que pude conseguir en 20 minutos — respondo confundida.
—Ya que insistes en estar bajo mi mando, sin que particularmente eso me agrade, tendrás que adaptarte a mis horarios. Toma — Damián casi que me la