Narrado por Luciano Brown
Algunos meses después
Ni la vejez ha sido capaz de quitarme de encima la capacidad de sorprenderme por la locura colectiva de la que siempre ha sufrido mi familia. Es que era impresionante, que los problemas mentales de los Brown no sólo se limitaran a quienes compartíamos sangre, sino a los que se unían a nosotros en matrimonio.
Esta es la única explicación que se me ocurre, porque yo entiendo que Leah haya decidido celebrar de nuevo este año el cumpleaños de Leonor. También entiendo que queramos complacerla porque está como a tres respiraciones de ser recibida en el infierno, lo que no comprendo es cómo Lucía con los años fue echándose a perder, y hasta… hasta Marianne.
Mi mujer ha sido embrujada con el pasar de los años por esta maldita mansión. Ni que no tuviese el poder de ver muertos y espantos, me la salvó. Ni que no usásemos este sitio como residencia principal, todo esto lo debían saber los espíritus del bosque.
—¿En qué estás pensando Luciano? — me