—En realidad, profesora, Dante y yo nos conocemos desde que éramos niños; mis padres trabajaron para el señor Mauro Lombardo durante muchos años, y prácticamente Dante y yo crecimos juntos, pero es tal y como ha dicho, mi prometido es un hombre importante, y siempre llevamos a discreción nuestra relación…ahora que ha tomado el mando de su familia, finalmente podemos dar a conocer lo mucho que nos amamos sin restricciones, lamento mucho haberla preocupado. — respondió Adara sonriente y con calma.
La profesora Kristen asintió. Conocía bien a su mejor estudiante después de siete largos años observándola a diario. Allí había algo más, un fragmento importante de esa historia que acababa de contarle, pero comprendía que su querida alumna no se sintiera en total confianza para contarle. Solo restaba apoyarla.
—Es una conmovedora historia, Adara, compraré un buen vestido para el día, y espero que cumplas lo que has dicho y descuides tu grandioso desempeño académico. — respondió la profesora.