Mundo ficciónIniciar sesiónLlegué a casa empapada y a las puteadas. Uno de esos días que mejor ni levantarse.
Me había quedado dormida, llegué tarde a trabajar y tuve que quedarme a recuperar esa hora para que no me la descontaran. Había atendido tropecientas llamadas más de las que aguantaba mi garganta. Cuando al fin salí del call center, me agarró un chaparrón sin campera y sin paraguas. Apenas bajé del colectivo en la esquina del supermercado, otro colectivo se metió en un charco que parecía un lago y me bañó en barro. En el súper tardé tres veces más en la cola de la caja rápida de lo que había tardado en juntar lo que quería comprar. Cuando quise sacar un cigarrillo, se me cayó la caja entera en otro pozo de agua embarrada. En mi edificio, alguien había dejado el ascensor abierto y terminé subiendo los tres pisos por la escalera con







