Mundo ficciónIniciar sesiónNo supo qué lo despertó.
Se agitó saliendo de un sueño imposible de recordar y quiso cambiar de posición para tenderse de espaldas, porque se había dormido de lado, enfrentando la pantalla ahora oscura de la computadora. La voz que sonó junto a su oído estuvo a punto de matarlo del susto.
—No te muevas.
Atinó a obedecer, agradeciendo que su mente reconociera la voz de C.
—No te preocupes —susurró ella—. No puedo ver tu cara. Apenas veo la línea de tu hombro y tu cabeza a contraluz, así que quédate como estás.
—¿Qué hora…? —murmuró, todavía confundido.
—Tarde.
Le pareció que su voz sonaba congestionada pero obedeció, demasiado dormido todavía para preguntar nada. Sólo entonces percibió el hormigueo cálido en su pecho que se desvanecía lentamente. Apartó la mano del teclado para frotarse los ojos, luchando por despertarse, y su movimiento encendió la pantalla, que se apagara horas atrás para ahorrar energía.
Por fortuna hacía var







