Mundo ficciónIniciar sesión—Hola.
—Hola, ¿qué hora…?
—Deben ser pasadas las once por allí.
C se frotó la cara sin alzarla de la almohada, el cabello revuelto, los ojos enrojecidos, el ceño fruncido.
—¿No es un poco temprano para ti?
—Me gustan las mañanas de invierno. Está lloviendo, las niñas aún duermen.
—Estás tranquilo —asintió ella. Se presionó las sienes cerrando los ojos—. Maldita resaca —gruñó—. Aguarda.
C había apoyado el teléfono en una almohada a su lado como solía. Stu la vio levantarse y salir de la imagen por un par de minutos. Era evidente que la noche anterior se había desmayado más que irse a la cama, porque todavía vestía la camiseta de Slot Coin que usara para tocar. La cuidaba como a un tesoro y nunca se la dejaba puesta par







