Norton abrió el video y lo detuvo a los pocos segundos.
Stu frunció el ceño. —¿Qué ocurre?
—¿En verdad quieres ver esto?
Las cejas de Stu invirtieron su trazo para formar un arco interrogante. —¿Por qué no?
—Está tan oscuro que no se le ven las caras. ¿Y escuchas la calidad de sonido?
—Sí, ambiente.
—Y su guitarra está desafinada, ¡suena como pisarle la cola al gato!
Stu sostuvo la mirada horrorizada de Norton sin inmutarse.
—¿Cuánto hace que no ves uno de nuestros primeros videos, grabados con mi Súper Ocho cuando tocábamos en lo de Harry? —Descartó las objeciones con un movimiento de la mano—. Vamos, reprodúcelo de una vez, que esto no es American Idol.
Norton suspiró ruidosamente su desacuerdo y dejó correr el video.