Mundo ficciónIniciar sesiónNo importaba que no hubiera olas para surfear. Era la sensación de salir en la tabla, pasar la rompiente, ir más allá. Donde lo único que había delante era el horizonte, cielo arriba, mar abajo. Nada más, nadie más.
La sensación de ser tan pequeño, tan efímero en medio de tanta grandeza. Y aun así, pequeño y efímero, poder aprovechar aquella oportunidad de estar entre el océano y el cielo. Ser ese punto ignoto en medio de la inmensidad. Pero un punto consciente, sensible.
Sentarse en la tabla y dejarse mecer por el ritmo del océano, un poco a la deriva, tan a su merced. Y sin embargo tan dueño de su vida en ese momento únicos de soledad plena y gratificante, de comunión, de apertura.
Cuando en la mente no hay ningún pensamiento estructurado, ninguna reflexión sabia, ninguna epifanía reveladora. Cuando la mente se nutre de cosas más inmediatas y sutiles, que alimentan sin dejar rastro. Cuando no hay lugar en el pecho para emociones refinadas o clasificadas, porqu







