Arcilla.
Es lo que soy en tus manos. En lo que me convertiste con la magia de tu piel y tus labios, de tu serenidad, de tu ternura silenciosa.
Arcilla frágil. Y sobre todo obediente.
Olvidé mis tiempos y mis hábitos, mis gustos, mis juegos recurrentes.
Borraste la memoria de mi instinto con tus besos.
Arcilla.
Adaptándose al espacio entre tus brazos. Yendo y viniendo en tu cadencia. Respirando a tu ritmo.
Despojada de formas y recuerdos.
Despojada de voluntad propia.
Arcilla.
Dócil.
Maleable.
Vulnerable.
¿Qué va a ser de mí cuando tus manos ya no estén para moldear mi forma, cuando no esté tu cuerpo para contenerme?
Me viene a la cabeza una estatua vieja, resquebrajada, deshaciéndose en el viento sin dejar rastros.
Tal vez eso es lo que me espera cuando te vayas.
Y aun así esta noche termin