Una buena chica sencilla y con un corazón de oro a quien la desgracia obligó a cometer un error que no solo pagó con cárcel sino que también le costó su libertad. Un hombre que lejos de querer tener una familia es obligado por su abuelo a comprar una. Esa presión ejercida en él por ser el heredero de una gran fortuna lo llevó a: Una chica. Un bar, muchas copas, una noche loca. Y una propuesta millonaria…
Leer másLea Ferrero lloraba desconsolada ante la cruel noticia dada por el médico de que su pobre madre sufría una enfermedad incurable. Desdichada y sin dinero, con apenas unos cuantos pesos que llevaba en el bolsillo para completar un costoso tratamiento en el hospital donde yacía la mujer que le dio la vida y la que, aunque sola pudo llevarla a la edad de dieciocho años sin padre y sin que la familia le ayudara.
Tan solo su abuela había velado por ellas en este momento que era la progenitora de su madre.
— Tranquila mi amor, saldremos de esta – la mujer mayor le sonrió con dulzura — siempre lo hacemos ¿o no? – ella asintió, pero en ese momento decidió con un dolor profundo dejar los estudios y buscar un trabajo ya que su madre necesitaba más dinero que inteligencia o preparación de parte de ella.
Salió a diario en busca de empleo en más de los meses programados y halló en un pequeño restaurante lavando trastos, su compañero de trabajo quien le encontró la vacante y siempre había estado enamorado de ella, la convenció para hacer un viaje a Estados Unidos y de ese modo buscar un mejor futuro de modo que pudiera desde ese país costear los gastos médicos de su santa madre y que su abuela lograra descansar un poco.
Pero las cosas no le salieron tan bien a Lea después de un tiempo…
[***]
La mujer ronroneaba tratando de abrazar el enorme cuerpo del hombre que ya no se encontraba a su lado y que por alguna razón – obvia por su puesto – ella creyó que le pertenecía por haber pasado todo el fin de semana en su compañía.
Pensó que era un logro ya que estaba cazándolo desde hacía algún tiempo.
— ¿Pensé que quedarías más tiempo conmigo? – el hombre giró hacia ella admirando su precioso busto desnudo y suspiró.
— ¡Lo siento, mi madre! – dijo levantando el teléfono sonriendo con una disculpa — creo que está un poco urgida por no saber de mi – fue toda la explicación que dio.
— ¿Si recuerdas que eres mayorcito verdad? – le dijo ella con seriedad — y este fin de semana ha significado mucho para mí – Damián Del Toro suspiró resignado a que el buen sexo del fin de semana se convertirá en una pelea con su… ¿amiga, conocida? Ni siquiera sabría decir ya que no recordaba su nombre —, mi padre quiere que se asiente por lo menos un compromiso – el hombre arrugó la cara con dolor agudo en su corazón.
— Querida mía – se sienta en la cama aun con la camisa abierta y solo con las calcetas puestas — ¿no crees que es muy pronto para que nos comprometamos? – besó los labios de la hermosa mujer que tenía enfrente desnuda y dispuesta para él, quien no le correspondió el beso por supuesto — ¡existe más en esta vida que el matrimonio!
— ¡Largo! – espetó en la cara del adonis.
— ¿Qué? – inquirió sin entender.
— ¡Que te largues de mi apartamento imbécil! – lo empujó y saltó de la cama asombrado — ¡esto lo va a saber tu padre! – advirtió señalándolo con el dedo.
Y lo supo…
—¿En serio son siete horas de vuelo, Damián? – el aludido asiente casi con dolor ante la expresión de nerviosismo de la mujer mayor —. Siento mareos y nauseas – se tapa la boca negando su desventura.—Mientras más tranquila esté, menos le afectará Lorena – le dice para tranquilizarse —. Además, pronto verá a Lea de nuevo – continúa tratando de calmarla un poco.—Sí, pero en el estado que está mi niña por tu culpa no suena muy alentador pasar siete horas en un avión…—¡Mamá! – regana Larissa a la dona.Pero de pronto el dolor, la culpa y el remordimiento regresan cubriendo por completo todo el terreno de esperanza ganado por Damián y gime recordando que Lea se encuentra en ese estado únicamente por su arbitrariedad y falta de cuidado.—Ella tiene razón, Larissa – suspira al borde del llano… de nuevo —Lea está en esa cama por culpa mía y de nadie más, no voy a anegarlo, pero tampoco me daré por vencido con ella, ese bebé, nuestro bebé – mira fijamente a la mujer mayor que lo acusó —es n
El lunes pasó demasiado rápido entre las compras que ayudaron a hacer la Ferrero a Corina para dejar todo preparado para los niños. Damián llamó a una agencia de niñeras que funciona en Madrid y es muy reputada entre las personas de alta sociedad que necesitan ayuda con sus hijos, hasta ahora por su currículo y recomendaciones confiables hay tres candidatas.—¡Gracias mi niño! Ni siquiera había pensado en ello con lo preocupada que estoy por lo de Lea y los bebitos – Damián toma la cara de su tía entre sus manos.—Tranquila, lo harás muy bien como lo hiciste conmigo – le da un beso de esquimal y ella lo abraza por el cuello —. Prometo que cuando Lea salga de esto vendré a visitarte – le hace un guiño y seca las lágrimas que caen por su rostro —por ahora quiero que escojas muy bien a la persona que va a ayudarte a cuidar a mis hermanitos postizos – ella sonríe encantada y seca su nariz de manera delicada y sobria.—Los estaré esperando con ansias – Antonio llega con los bebés uno en ca
—¡Sebastián Almarza! si no tienes una razón con suficiente peso para haber amanecido en la calle y más aún aparecerte hoy a las diez de la mañana prometo que me divorciaré – espeta una Corina señalando a su esposo furiosa y triste porque se imagina lo peor.—¡Pero amor mío! – intenta abrazarla desde la puerta de entrada y ella lo manotea. Trasnochado, cansado y desaliñado sonríe por lo que le dirá a continuación: —. Te he traído dos preciosas razones para que me perdones por abandonarte anoche – Antonio y Damián ingresan con las dos criaturas en brazos y la mujer mayor empieza a hiperventilar de la emoción.—¿Qué es esto Sebastián? – llora las palabras mientras se acerca a ver los bojotes que traen en los brazos los dos hombres —¿y estas bellezas de quien son? – inquiere con cautela porque están dormidos ambos – Damián le sonríe entregándole a Adriana y Antonio se acerca para que vea a Pablito que mantiene una vía endovenosa colocada en el bracito.—Son nuestros hijos amor mío: Adrian
Damián le explica lo sucedido a su tío y este enseguida sale a buscarlo, queda de piedra al saber que Antonio no solo tiene antecedentes penales, sino que trató de secuestrarlo por orden de alguien más y para colmo tiene unos gemelitos que se encuentran bastante delicados de salud.—Es una verdadera lástima, siempre me pareció un buen muchacho – reflexiona el caballero trajeado que, por petición de su sobrino intercederá por el hombre favoreciendo a los niños.—Es que el chaval no es malo tío, pasa que tiene algo y no se que será porque parece mucho más joven de lo que aparenta, es un inmaduro total – Sebastián no dice nada, pero sabe que, si Corina llega a ver los bebes, va a adoptarlos al instante.—¡Patrón! Me cuida los chavalitos por favor mientras yo estoy aquí – Damián no tiene corazón para dejarlo tirado.—Tú no te vas a quedar ahí Antonio, te voy a sacar, solo dame una chance…—Eso fue exactamente lo que dijo Sara y nunca llamó, pero si tengo que quedarme aquí no se preocupe p
Damián camina hacia adelante con la mano estirada con intención de estrecharla con la mujer, hipnotizado completamente por la belleza y candidez de los niños que, pese a que tienen bajo peso, la cara manchada de mugre y el cabello revuelto son preciosos a su parecer. Suspira entrecortado con el corazón arrugado y los ojos aguados por la situación en la que vive esta gente. Jamás ha sido de los que se conmueven con estas cosas, pero al parecer esta vez han llegado a su corazón este par de pequeñas criaturas maltratadas por el mundo que los rodea.Piensa en Lea luchando por su vida y la de su propio hijo y definitivamente no puede dejar que estos chiquillos continúen en esta tierra de nadie donde – según él – se encuentran olvidados.—Encantado de conocerle Doña, mi nombre es Damián Del Toro y estoy para servirle – la mujer en cuestión mira hacia todos lados nerviosa mientras Damián continua con la mano estirada.— Señor gracias por traer a este sinvergüenza que no le importan sus hijos
Capítulo 75. Buenas acciones por malas El jadeo de la anciana – lo sabe por el tono tembloroso propio de las personas de la tercera edad como su abuelo – se escuchó en casi toda la estancia, Damián sabe que ha cometido un grave error ya que al ser victima de un secuestro, bien esa mujer, aunque sea mayor puede ser cómplice de Antonio, sin embargo, lo ve en el piso, atontado e indefenso aun, cuando se percata de que el arma ha quedado mas o menos a un metro de su mano.—¡Se… Señor Del Toro! – las palabras se le atragantan y lo que sale de su boca es un chillido —. Yo… eh… ¿Dónde se encuentra Antonio? – Damián toma una bocanada de aire y pasa por encima del cuerpo que tiembla de miedo sin siquiera haberle hablado, toma la pistola y una daga para sacarse las bridas.—Creo que se encuentra un tanto indispuesto – jadea de nuevo la señora —, pero no se preocupe vivirá – lo mira desde toda su altura y el hombre cubre su rostro —si me permite usted bella dama, en unos minutos volveré a llama
Último capítulo