Aunque solo estaba sentada, su porte transmitía una seguridad que lo descolocaba. Quizá era solo su imaginación, se dijo, y reuniendo valor, se irguió con autoridad.
—Señorita, esta es la primera vez que alguien actúa con tanta arrogancia después de haber sido sorprendida robando. ¡Acompáñeme a mi oficina inmediatamente! —ordenó con dureza.
En su mente, razonaba que si esta mujer realmente fuera alguien influyente, Polly no se habría atrevido a confrontarla de esa manera. Esa suposición lo hizo sentirse más seguro, y sin dudarlo, dio un paso al frente dispuesto a tomar a Rubí del brazo.
—Alto ahí.
Una voz gélida, cortante y autoritaria resonó a sus espaldas.
El gerente se congeló al instante, su mano quedó suspendida en el aire. Un silencio tenso envolvió el lugar, y todos los presentes giraron la cabeza con aprensión.
Marcus apareció escoltado por dos guardaespaldas, envuelto en un aura intimidante. Su traje oscuro, perfectamente entallado, reforzaba la poderosa imagen que lo precedí