Dylan dijo con seriedad:
—Esto tomará mucho tiempo. Te lo mostraré después de que lo termine, ¿de acuerdo?
—Está bien —respondió Rubí—. Sube a dibujar. Mami saldrá un momento, pero volverá por la tarde, ¿de acuerdo?
La expresión de Dylan cambió de inmediato. Tomó la mano de Rubí con nerviosismo y preguntó con inquietud:
—¿Mami, te vas?
Rubí negó con la cabeza y sonrió con dulzura.
—Mami no se irá. Solo voy a buscar unos archivos, mi computadora portátil y mis tareas. No me iré más, voy a vivir aquí contigo.
Al escuchar sus palabras, los ojos de Dylan brillaron de alegría.
—¿Mami, hablas en serio?
Rubí asintió con firmeza.
—Hablo en serio. Te prometo que lo de ayer fue una excepción. Mami se fue por algo importante, pero, ¿viste que luego regresé?
Dylan lo pensó un momento y asintió.
—Entonces… vuelve antes de las tres, ¿de acuerdo?
—Está bien —aceptó Rubí.
Mientras hablaba con Dylan, la voz de Melisa resonó detrás de ellos. Enseguida, Rubí recordó lo que Gavin le había dicho la noche