Gavin lo decía con tanta seriedad que Rubí no pudo imaginar que inventara algo así de la nada. No había tenido tiempo de preparar una historia, y en asuntos tan delicados, él no mentiría. Pensando en ello, Rubí comenzó a creerle de verdad. Tal vez… ¡ella realmente había entendido mal! Incluso la propia Serena lo había hecho.
Al recordar la expresión de enojo de Marcus aquella vez, un profundo sentimiento de culpa la invadió.
Él la había tratado bien, incluso había cambiado costumbres por ella, pero Rubí lo había dudado desde el principio, llegando a investigarlo en secreto. Quizá lo que más lo había herido no era el incidente en sí, sino descubrir que ella jamás confió en él. Aun así, él le había dicho con calma que si le gustaba la caja podía quedársela. ¡Qué magnanimidad la suya!
Pero… ¿y la foto?
Justo cuando Rubí pensaba en eso, Gavin exclamó de repente:
—¡Ahora lo recuerdo! Esa foto…
Rubí lo miró con urgencia.
—¿En serio? ¿De qué se trataba?
—En esa foto parecía que el señor Marc