Este asunto no podía tratarse de manera imprudente ni apresurada. Requería una planificación meticulosa y a largo plazo.
Cuando Rubí escuchó las palabras de Noah, suspiró aliviada. Entonces él volvió a tomar el teléfono y, con un tono grave, le dijo:
—Rubí, tengo una pregunta que necesito hacerte.
Rubí, con la voz aún ronca y cargada de tristeza, respondió:
—¿Qué es?
—Sé que quieres detenerme porque te preocupa mi seguridad y no deseas implicar a otros —Noah suspiró, lleno de impotencia—. Pero dime… ¿es posible que también sea porque aún te preocupas por Marcus?
Las palabras de Noah hicieron que Rubí guardara silencio. Durante un largo instante no supo qué responder. Se preguntaba cuáles eran sus verdaderas intenciones. Sí, le preocupaba la familia Smith, temía implicar a otros… pero, por otro lado, ¿era posible que todavía sintiera algo por Marcus?
Después de todo, él la consideraba una sustituta y había demostrado la frialdad suficiente para matar a su propio hermano y a su cuñada.