Sus padres no tardaron en aparecer. Marina fue la primera en abrazarlo, su rostro un reflejo de su profunda inquietud. Le tomó el rostro con ambas manos, mirándolo directamente a los ojos.
—Hijo, necesito hablar con Valeria de inmediato.
Alexander negó con la cabeza, su expresión era seria.
—No creo que sea correcto. Además, ella ya se encuentra durmiendo. Hablemos nosotros primero. Dime, ¿qué es lo que me quieren decir?
—Vamos a la sala —terció Adam, con su voz profunda.
Los tres se dirigieron al salón, donde Marina lo miró con la preocupación evidente en sus ojos.
—Hijo… ¿cómo van las cosas con ella? ¿Todavía no recuerda nada?
—También quiero saber si ya recordó o si todavía continúa con la amnesia —intervino Adam.
Alexander tomó una profunda bocanada de aire antes de responder. Negó con la cabeza y ambos padres abrieron los ojos, había sorpresa en su mirada.
—Lo que pasa es que Valeria recuperó la memoria. Ya lo sabe todo. Está al tanto de todo.
Marina lo miró, visiblemente descol