Alexander, en un momento de inspiración, pensó en hacer algo diferente.
Tuvo una gran idea, la de ir con Valeria y ver cositas de bebés, como cunas, coches y todo lo concerniente a ellos. Se preguntaba si Valeria también tendría ganas de ir y comprar algunas de esas cosas que en algún momento necesitarían. Quizás era mejor estar preparados antes de la llegada de los niños. Claramente sería un hecho, tenían que estar listos.
El hombre se dirigió a buscarla, pero no la encontró en el salón. Supuso que estaba en la habitación y se dirigió allí. Valeria estaba al borde de la cama, pareciendo un poco aburrida.
—¿Quieres salir un rato, Valeria? —preguntó Alexander.
Ella levantó la cabeza, sus ojos mostrando una chispa de curiosidad.
—¿A dónde iremos?
Alexander se llevó la mano a la cabeza, pensativo.
—Estaba pensando en ir a comprar algunas cosas para los bebés. Tal vez sea una buena idea. Ahora que lo pienso, todavía no hemos comprado cunas, coches, mecedoras... no hay muebles para