TANYA RHODES
—La familia Wright está… «inconforme» por lo ocurrido —dijo esa mujer de ojos azules mordiéndose los labios, no muy segura de cómo decir las cosas—. Creen que cortarle un dedo a la señorita Estefany, además de arruinarle la cara, no fue muy… «educado».
—No pretendía ser educado —contestó Viggo con calma, mientras yo seguía atenta, asomada por la abertura de la puerta del comedor.
—Sí, bueno… pero espero que entienda que afectar a una familia tan importante de…
—Criminales —agregó Viggo queriendo darle la palabra correcta.
—Estaba buscando una manera más gentil de referirme a usted y a su gremio —contestó la chica encogiéndose de hombros y negó con la cabeza—. Los Wright me exigen justicia.
—¿Justicia? —preguntó Viggo con una sonrisa divertida—. ¿Qué esperan?
—Literalmente pidieron que lo amarremos de los pies a la defensa trasera del auto y lo llevemos arrastrando hasta la mansión Wright —contestó el tipo de cabello negro y ojos turquesa.
—¡Vaya cabrones! —soltó Viggo