VIGGO THORNE
Con calma llegué hasta el cobertizo, ahí ya me esperaba Jerry con una sonrisa llena de suficiencia.
—Me vio —dijo en cuanto me acerqué—. Esa chica nueva.
Me detuve a su lado y entorné la mirada. Sabía a quién se refería: Vanessa.
—¿También es tu protegida? —preguntó divertido y no preocupado.
—No, ¿por qué? —inquirí confundido.
—Tiene más madera de sicaria que tu Tanya —soltó con una carcajada y empujó la silla al interior—. Ella me ayudó a contener a Fany, esta le ofreció dinero, joyas, todo lo que quisiera, pero… ¿sabes qué hizo?, la delató y no solo eso, la pateó hacia mí, sin piedad, y después fingió que no sabía nada.
»Pero si no es tu protegida, creo que deberíamos considerar desaparecerla. No podemos arriesgarnos a que nos delate.
—Ella no nos delatará —contesté con seguridad—. Déjala en paz.
—Como tú ordenes —respondió Jerry de inmediato, encogiéndose de hombros.
Entonces vi a Fany amarrada a una silla, amordazada y llorando, mientras Lila caminaba a su alre