TANYA RHODES
Una cirugía compleja, una membrana neuronal para conectar los nervios dañados y que la señal recorriera la médula sin problemas. Sonaba como un procedimiento experimental de alta tecnología, de esos que cuestan millones y que te hacen recuperar la esperanza.
Viggo no parecía feliz, por el contrario, escuchaba todo con atención mientras revisaba documentos, como si estuviera balanceando los riesgos.
—Le expusimos tu caso al doctor —dijo Lila inclinándose hacia él—. Dice que la cirugía tiene casi un 100% de éxito, pero tendrías que viajar a Suiza y quedarte ahí un tiempo por la cirugía y la recuperación, pero regresarías caminando.
—¡Volverías a las andadas! —exclamó Jerry haciendo que el estómago se me revolviera y por un fragmento de segundo compartí una mirada con Noah. Sus ojos me decían: te lo advertí. ¿En verdad tenía razón? Si volvía a caminar Viggo se convertiría en un patán peor que su hijo.
Me dolía pensar que era posible.
—No tienes nada de qué preocuparte.