TANYA RHODES
—¿Has escuchado la frase de: mi cuerpo, mi decisión? Bueno, es mi bebé, es mi decisión. No te estoy pidiendo que respondas por él. Enfócate en tus cosas, en tu carrera, y yo me enfocaré en él. Descuida, puedes renunciar a él. —Me levanté de la cama, indignada, y me dirigí a la puerta.
—Tanya, un niño tampoco te conviene. ¿Sabes lo difícil que será estudiar y ser madre al mismo tiempo? —preguntó detrás de mí, mientras yo lo ignoraba.
—Apuesto a que será difícil, pero si otras lo han logrado, ¿yo por qué no? —sentencié atravesando la puerta y dirigiéndome hacia Viggo quién me esperaba tranquilamente en el pasillo—. Para buena suerte de este niño, yo no soy tan egoísta como su padre.
—Tanya… estás cometiendo un error por orgullo —insistió Noah detrás de mí—. Por favor, solo hablemos más de esto.
—No hay nada de qué hablar —contesté tajante antes de suplicarle con la mirada a Viggo.
—¿Nos vamos? —preguntó él con calma, como si fuera ajeno a lo que ocurría y yo solo asent