TANYA RHODES
—Claro, cariño, pero no se tarden mucho, la comida está casi lista y todavía hay mucho que arreglar —dijo Silvia pellizcándome la mejilla con ternura antes de salir de la habitación, tarareando emocionada.
—Regresaste antes de lo que esperábamos —dijo el señor Thorne con calma, apoyando ambos antebrazos en la silla, entrelazando sus dedos—. La idea era que, cuando llegaras, todo estuviera listo.
»Me imagino que estás emocionada porque entrarás a la universidad, tu mamá debe de sentirse orgullosa —agregó con gentileza mientras a mí se me llenaba el pecho de melancolía.
—Mi mamá no me quiere ver —contesté sentándome en la orilla de la cama—. Después de todo lo que hice por ella. Después de todo lo que he soportado. No quiere que esté cerca de ella ni de mi hermanita. Prefiere tener al hombre que la manipula y lastima a su lado.
Intenté sonreír, pero… no era tan fácil.
—Ella no fue siempre así —agregué intentando defenderla, aunque en este punto parecía imposible—. Cuan