TANYA RHODES
Me quedé en completo silencio, con la mirada perdida en los niños jugando, aunque en verdad no los veía, solo intentaba darles forma a las ideas en mi cabeza.
—Lamento que te enteraras por mí —susurró Paulina posando su mano en mi hombro—. Si necesitas donde quedarte…
De inmediato me levanté como si su tacto me quemara.
—Tanya, es peligroso que regreses a casa de Viggo, no puedes ni siquiera pensar en enfrentarlo, conmigo estarás más segura, te lo prometo —agregó intentando alcanzarme, pero retrocedí aún más, mientras luchaba por mantenerme de pie.
El hombre al que amaba con devoción había asesinado a mi padre. ¿Cómo podía lidiar con eso? El aire se me escapaba del pecho. Me sentía mareada y las lágrimas se me juntaron en los ojos.
Tal vez Viggo era peligroso, pero quería respuestas.
¡¿Por qué?!
Negué con la cabeza y di media vuelta. Paulina se levantó de la banca, pero no fue detrás de mí.
—¡No digas que no te lo advertí! Si lo enfrentas terminarás muerta, Tanya R