TANYA RHODES
—¡No puedes confiar en ella! —rugió Viggo con ferocidad, logrando que yo me echara hacia atrás. De inmediato se arrepintió, se levantó del sofá y comenzó a caminar en círculos—. Es una perra mentirosa y manipuladora. ¡¿Cómo es que la conociste?!
—Ella… —Tragué saliva—, es la abogada que está llevando el caso contra Fabián, mi padrastro. Se acercó a mí con gentileza y prometió ayudarme.
Pude notar como el gesto de Viggo se endurecía. Toda la vergüenza y pena por haber matado a mi padre se había disuelto y ahora solo quedaba frustración.
—¡¿Y tú le creíste?! —exclamó con una sonrisa cansada mientras negaba con la cabeza—. ¡¿Por qué no me dijiste nada?! Tanya, yo me hubiera encargado de ese hombre.
»No tenías que buscar en otro lado lo que yo bien podía hacer por ti. Paulina es una manipuladora tóxica…
—¿Es cierto que le fuiste infiel más de una vez mientras estuvieron casados? ¿Es cierto que la abandonaste muchas veces y llegabas ebrio a casa solo para gritarle? ¿Mintió