TANYA RHODES
—Silvia, ¿qué estás haciendo? —preguntó Viggo mientras ella salía de la habitación al lado de la que había sido mía, llevando esa guitarra tan bonita y algunas cosas más en sus brazos, como ropa que no parecía pertenecer a Vanessa. ¿Vestidos? ¿En serio?
Silvia volteó hacia Viggo mordiéndose los labios, intentando contener su sonrisa y ese brillo en la mirada.
—Noah llamó —dijo como si fuera lo más emocionante del día—. Dijo que llevara las cosas de la señorita Vanessa a su habitación. Creo que ya es oficial. ¡Están juntos!
Se me cayó la mandíbula. ¿Era en serio?
Viggo se hizo a un lado para dejarla pasar y continuar con su labor.
—Supongo que podría darles como regalo de bodas una casa por aquí cerca —susurró pensativo mientras se acercaba a mí con paso lento—. Me imagino que no querrás que tu amiga esté lejos de ti.
—¿No se te hace extraño? —pregunté con una sonrisa que intentaba ocultar mi sorpresa—. Vanessa y Noah… son tan diferentes.
Viggo se inclinó hacia mí y a