113. LO QUE NO QUERIA
[FRANCESCO]
25 de diciembre- Mónaco
Despierto y, una vez más, no es Sofía quien está acostada a mi lado completamente desnuda. Es ella. Miranda.
El sol se cuela por los ventanales de la suite, bañando todo con un brillo dorado que debería sentirse cálido, pero no lo hace. Me doy vuelta lentamente, con la cabeza todavía algo pesada por el vino de anoche, y la observo dormir. Su respiración es pausada, su postura perfecta, como si incluso al dormir supiera que está siendo observada.
Debería sentir paz. Debería sentir alivio. Pero solo siento vacío.
Me levanto despacio, busco el pantalón del pijama y camino hasta el balcón. El aire de Mónaco es distinto en Navidad: fresco, cargado de sal, con ese aroma a lujo silencioso que nunca termina de encajar conmigo. Desde aquí puedo ver los yates anclados, las luces reflejándose en el agua, la calma impostada de un mundo que no descansa ni siquiera en los días que deberían ser sagrados.
Enciendo un cigarrillo. Hace años que había dejado de fumar,