Eva Davies
Dos semana después.
Mis deseos de regresar a París crecen con cada día que pasa, pero el deber me ata a esta tierra envenenada. La prensa, los empleados, las finanzas… todo se desmorona si no lo sostengo con mis propias manos. Destituyo a Rowan por incompetente y sé que lo mismo puede suceder con Brandon, que se ahoga en la presión como un niño incapaz de respirar bajo el agua.
Kuno ha debido volver a su país y yo confiaba en que él sostuviera, al menos por un tiempo, el lugar que le corresponde a mi hermano. Pero la vida se encarga de recordarme que este sitio ya no es mi hogar. Lo sé. Lo respiro cada vez que enfrento la hostilidad que me rodea, la indiferencia que intenta aplastarme. Y aun así me aferro, porque no puedo permitir que la empresa de mi abuelo muera bajo sus ruinas.
Por suerte, aún no estoy sola. Tengo a Nikolaus, que se ha vuelto mi fuerza y mi refugio, en el trabajo y en la casa. Tengo a Emma, a Sophie, a Opa… ellos no me han abandonado. No lo harán, al me