Eva Davies
—Eva. —dijo él apenas me vio al ingresar a la habitación, tengo a mi pequeño en mis brazos y por alguna razón lo abracé fuerte—. Estás tan hermosa. —susurró sonriéndome.
No puedo hablar, las emociones son tantas que él se acerca para asegurarse de que todo está bien, sonreí sintiendo lágrimas cayendo por mis mejillas.
Las emociones en sus ojos son tantas… me pregunto si está pensando lo mismo que yo ahora mismo.
—Dime algo, cariño. —susurró posando sus ojos en mi pequeño.
—Qué bueno que llegaste. —respondí.
—Siempre llegaré a ti, Eva. —respondió besando mi frente tiernamente—. Perdóname por no hacerlo a tiempo.
—Lo importante es que estés aquí, conmigo, con nosotros. &md