Han transcurrido varios días desde que encuentro el sobre que Martha me entregó hace tres meses, y por más que intento abrirlo, no puedo hacerlo. Sospecho que se debe al miedo de arruinar todo cuanto he vivido últimamente junto a Nikolaus y su hermano.
Kuno, digamos, es un alma singular que exige constante vigilancia para no terminar envuelto en algún problema. Y eso sin mencionar que toda mi clase parece haber enloquecido con su sola presencia. Un día, viene con Nikolaus a recogerme a la universidad y, desde entonces, todos descubren que tengo una relación con el alemán. Sin embargo, la verdadera conmoción estalla cuando se percatan de que Kuno está soltero.
—¿Qué es eso? —pregunta Nikolaus al llegar a casa con las últimas cajas de la mudanza.
—Lo entregaron a Martha. Dijeron que era para mí —respondo.
—¿Y por qué no lo abres? —inquiere con genuina curiosidad.
Me encojo de hombros.
—He estado ocupada con la mudanza, con la universidad... Estoy de treinta y ocho semanas y no sé... simp