Mamá se acercó mientras mi hermano toma por el cuello a Adán.
—¡Qué le hiciste a mi hermana! —gritó molesto, o fingiendo estarlo. No lo golpeó, pero dejé de observarlo cuando mi madre me tomó de las manos.
—Eva, cariño, ¿Por qué no nos dijiste que estabas embarazada? —las lágrimas en sus ojos parecen reales, pero a mí no me importa ya, todos ellos lograron que mi corazón se convirtiese en una piedra.
Me solté de su agarre, demostrándole que es tarde para lo que sea que intente.
—Es mejor que le den su espacio. —interfirió el alemán, pero ninguno pareció escucharlo.
—¿Estás bien, Eva? ¿Adán te lastimó? —preguntó Brandon, provocando que me riera—. Eva…
—¿Es enserio? ¿Qué esperan