Han pasado dos semanas en las que mantengo en la habitación, estudiando, salgo al jardín y tomo sol, Nikolaus ha estado al pendiente de mí por videollamada y mensajes, pero tuvo que volver a Alemania con su familia.
No sin antes poner seguridad en casa.
Scott y Marie siguen conmigo, por suerte, su compañía ha sido de mucha ayuda en esta casa. El aire que respiro se volvió más tranquilo, sin embargo, a veces, aún despierto con el miedo de que Adán eventualmente descubra mi embarazo.
—¿Cuándo tienes cita con el doctor? —pregunta Nikolaus mientras hablamos por videollamada y aprovecha de enviarme más material de estudio.
—Mañana por la tarde. —respondo mientras reviso las páginas de los documentos que me envía. Muchos de los datos son reales, de su empresa, o de la misma del abuelo.
—¿Irás con Scott? —preguntó captando mi atención.
—Y con Marie. —hablé—. Tengo miedo. —dije