Frente a su control.
—A una habitación privada, en el ala este. Aquí mismo, en el hospital.
Marisa le agradeció y salió arrastrando a Aitana de la mano.
Aitana gruñía, furiosa.
—Si por culpa de Jax Anny resulta mal… lo voy a matar con mis propias manos.
Marisa se detuvo en seco.
—Ese hombre no me agrada. Y el trato que te da es fatal. Pero no creo que dañe a Anny.
Aitana la atravesó con la mirada y rió sin humor.
—¿Te estás escuchando? ¿Estás defendiendo a Jax O’Brien, al hombre más despreciable del mundo?
—No lo defiendo —replicó—. Digo lo que veo. Escuché a su amigo decir que fue él quien movió todos los hilos para que tú participaras en la operación de Anny.
Aitana abrió los ojos y luego la boca, antes de soltar una risa incrédula.
—Ese hombre juega con la mente de la gente. Te hace creer lo que quiere para joderte. Él me odia. Nunca me haría un favor. Y ese amigo que dices es Antonio… tan perverso como él.
Marisa respiró hondo y no dijo nada más.
Al llegar a la habitación, pensó que Aitana tocaría.
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