Punto de Vista Madison
Abrí mis ojos con desprecio al ver la figura de Manuel frente a mí, aprete la maleta de Leoncito y lo miré desafiante.
—Pero ¿Qué coños haces aquí Manuel? —Sentía que las manos me temblaban producto de los nervios.
—Amor por favor, ya ha pasado bastante tiempo, es hora de que hablemos, no podemos seguir así.
Sacudí la cabeza incrédula por lo que me estaba diciendo ¿Amor? ¿Hora de que hablemos? ¡Maldito cínico descarado!
—¿De qué estás hablando Manuel? Yo no tengo nada de qué hablar contigo, nada en absoluto quiero que me dejes de buscar, ¡Entiéndelo!
No comprendía sus verdaderas intenciones, ¿Para qué me buscaba?
Manuel se tocó el entrecejo y su rostro se coloreó de rojo, de repente, empezó a llorar como si fuera un niño pequeño.
—Se que me equivoqué contigo y te fui infiel justo en el momento en el que íbamos a casarnos, pero estoy demasiado arrepentido Madison , he venido hasta aquí porque ni siquiera puedo dormir, ni comer, de solo pensar en los dos.
Sentí