Punto de Vista Maximiliano.
El agua del mar estaba congelada, sentía como calaba en mis huesos, pero por lo menos estaba lejos de la embarcación de esa mujer. Samantha despertaba un centenar de emociones dentro de mí.
Una suma de malos sentimientos, cuando me convertí en mafioso, era despiadado, sanguinario, no permitía que nadie se metiera conmigo, llegue a cometer los crímenes más atroces, sin tener compasión por ninguno.
Era mujeriego, bebedor, consumidor, y derrochaba dinero de par en par, junto a Samantha formamos el imperio más grande de mafiosos de toda Italia, nadie nos tocaba, llegue a pensar por un momento que ella y yo, seriamos inseparables, pero debía soportar ver como se acostaba con otros hombres frente a mí, inclusive soportar orgías de hasta seis hombres poseyéndola, y yo mirando, para después hacer conmigo lo que se le diera la gana. Y eso, no lo toleraba, pues ella fue “Mi primer amor”
Me cansé de ella cuando conocí a Helen, aquella mesera del bar, que con su ca