Punto de Vista Maximiliano
Agradecí la llamada de la amiga de Madison justo en el preciso momento que estaba por hacerla mía, de no ser así, muy seguramente la hubiera devorado en ese instante hasta la última parte de su cuerpo; mire hacia abajo mi entrepierna y estaba más dura que mi consciencia, pero jure respetar a Madison hasta el día de nuestro matrimonio, aunque ya la estaba haciendo mi mujer de diferentes formas, quería dejar ese placer para un momento especial.
Porque soñaba con derramarme dentro de ella sin control. Tome una ducha de agua fría y eso aliviano un poco mis ganas, aspiraba que cuando saliera del baño, Madison ya se hubiera arreglado en su habitación, tendría que controlarme más y verla solo era un símbolo de tentación. No me resistía la idea de estar dentro de ella, clavándome en su cuerpo, besando su carnosidad, era deliciosa, una gran fascinación para mí, y no solo se trataba de su físico, tambien se trataba de la química que sentía al estar con ella.
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