Narrador
Mientras que Maximiliano y Madison vivían su idilio, en cualquier parte del océano, una gran embarcación se desplazaba hacia los puertos de Rockefeller, Samantha había planeado cada uno de sus movimientos para poder acabar con Maximiliano y darle en donde más le dolía.
Sacó su telefono e hizo una llamada.
—¿Estás en tu casa?
—Sí Samantha , ya te dije que de aquí no me he movido , el cabrón de mi tío me tiene perseguido por todos lados, no tengo hombres que me cuiden ahora, no tengo dinero para pagar un batallón
—¿Y es que Maximiliano tiene muchos hombres ahora?
—Demasiados, juró que iba a matarme el muy imbécil.
—Hum, entiendo, está bien, iré por ti
—Aquí no te acerques Samantha , la mansión Ferrer está resguardada por todos lados. Hay más de 50 hombres afuera, ¿Crees que van a poder ingresar sin que no te capturen?
—Eres idiota verdad, es que yo no voy a ingresar, tú vas a salir de la mansión, presta atención, vas a salir con tu abuelo hacia la compañía, me imagino que él