Punto de vista Madison
Estaba ansiosa, pero sobre todo deseosa por verme con Maximiliano, toda la tarde estuve pensando en él, dejándome consumir por los deseos inmensos de estar en la despedida de solteros que me prometió.
Amaba ir a ese bar, donde la lujuria y la libertad se podía vivir a flor de piel sin temor a ser juzgados, tener ciertos fetiches especiales, nada nos relaciona en lo que somos como personas y seres humanos.
Al regresar a la casa, revisé en mi armario y me coloqué un liguero con unas tangas rojas de hilo, y unas simples pezoneras, apliqué perfume y crema sobre mi piel, también un ungüento de hormonas.
Me sentía sensacional; sobre este pequeño outfit me coloque un gaban y quede lista para la acción.
Bajé las escaleras de la mansión faltando solo un minuto para las 8 de la noche, y mi corazón comenzó a latir con fuerza al verlo allí, tan sensual, elegante y sobre todo, deseable, ¡Oh por Dios! ¿Qué había hecho de bueno para merecerme todo eso?
Maximiliano estaba ve