Punto de Vista Madison
Después del último trabajo que hizo Maximiliano, no se movió de casa durante los siguientes días, ya llevaba más de una semana en los que no puso un solo pie por fuera, y eso me llenaba de felicidad, yo también opte por hacerlo y compartir tiempo a su lado.
Era un tiempo maravilloso, pues disfrutaba verlo en su maravillosa faceta como padre y esposo, Mía avanzaba en su recuperación de una forma satisfactoria, y eso me llenaba de alegría.
Las tardes se convirtieron en momentos llenos de juego y esparcimiento, Maximiliano se desempeñaba como un padre espectacular, aunque ciertamente yo rogaba porque Martha saliera de cuidados intensivos para que Mía regresara con ella, era lo mejor para la niña.
—A ver, no seas tramposa Mía, ese turno era el mío pequeña, como moviste tu ficha sobre la mía, no te lo puedo creer. —Maximiliano se lanzó sobre ella y la llenó de cosquillas.
—Señor papá, déjame en paz, ese era mi turno, yo iba siempre despues de Sebastián, tú eres el