Capítulo 17. El beso que lo cambió todo
La victoria del equipo fue un terremoto de gritos, abrazos y confeti. Robert había encestado la canasta decisiva en los últimos segundos, con una precisión casi sobrenatural, y el estadio entero se desbordó en una ola de euforia. Patricia, sentada en las gradas junto a Leila y Oksana, no pudo evitar saltar de su asiento cuando la pelota atravesó el aro. No era por el deporte, aún no entendía todas las reglas, sino por la expresión en el rostro de Robert: pura alegría, sin vanidad, sin arrogancia. Solo triunfo. Puro y simple.
Después del partido, la celebración se trasladó a una casa en Beacon Hill, propiedad de uno de los jugadores. La música vibraba en las paredes, las luces parpadeaban al ritmo de la canción, y el aire olía a cerveza barata y emoción recién estrenada. Patricia, con un vestido sencillo que le habían prestado las chicas de la cafetería, se movía entre la multitud con una timidez que contrastaba con la efervescencia del ambiente.
Robert la encontró en la cocina, sirvié