Al notar la presencia de su hijo, Xavier endereza la postura sin inmutarse y da un paso hacia atrás, mientras Marina, visiblemente tensa, intenta disimular el malestar.
El momento está cargado de una atmósfera pesada y Víctor no logra contener la rabia al imaginar lo que ambos estaban haciendo allí.
— Víctor, solo estoy conversando con tu asistente — responde Xavier, con una leve sonrisa que, en lugar de tranquilizar, solo enciende aún más la desconfianza del hijo.
Las palabras del padre no traen ninguna confianza, así que él mira fijamente a Marina, que mantiene la cabeza baja, claramente afectada por la situación. Víctor se frustra con aquello y su irritación comienza a crecer.
— ¿Conversando? — cuestiona, con el sarcasmo goteando en sus palabras. — ¿Y por qué me parece que no es solo una «conversación»?
Marina levanta la mirada y percibe lo nervioso que está Víctor, pero siente la insinuación que él hace y termina confundida.
— ¿Y qué te parece entonces? — cuestiona Xavier, encogié