8: Una noche en el museo

Los días en la empresa pasan rápidamente, y Marina celebra en silencio su primer mes de trabajo.

Aunque tiene que lidiar con Víctor con frecuencia, está feliz de seguir trabajando en lo que cree que es el inicio de un gran sueño.

— Hoy recibí mi primer sueldo — comenta sonriente mientras ayuda a sus padres en la panadería.

Es sábado, y como de costumbre, Marina aprovecha el día libre para colaborar en el negocio familiar.

— Deberías salir a celebrarlo — sugiere Daniela, feliz de ver el entusiasmo de su hija.

— Estaba pensando en eso — confiesa Marina mientras limpia la mesa de un cliente que acaba de salir. — Voy a invitar a Andressa para ir conmigo. No quiero salir sola.

Andressa es vecina y amiga de la infancia. Ambas tienen la misma edad y, aunque tomaron caminos diferentes, mantienen una amistad sólida.

— Hablando de Andressa… — Daniela se acerca, bajando la voz en tono conspirativo. — Escuché que ella está saliendo con un hombre rico y mayor.

— ¿En serio? Eso suena bien, ¿no? — Marina frunce el ceño, sorprendida por la noticia.

— Sería genial, si fuera algo serio. Pero dicen que él solo la busca en la esquina y nunca baja la ventanilla del coche — susurra Daniela, como si temiera que alguien pudiera oírla.

La declaración toma por sorpresa a Marina, que se queda pensativa. Sin embargo, no es de su estilo alimentar chismes, así que decide cerrar el tema.

— Sea como sea, ese es su problema — responde, alejándose de su madre.

Después del almuerzo, Marina toma el teléfono y llama a Andressa para invitarla a salir.

— ¡Claro que voy contigo! — responde la amiga, entusiasmada. — Justo estaba pensando en salir hoy, pero no quería ir sola.

— ¿Y adónde quieres ir? — pregunta Marina, curiosa.

— Tengo invitaciones exclusivas para una exposición en el museo central. Pensé en pasar por allí.

Una visita al museo no era exactamente lo que Marina tenía en mente para celebrar, pero con tal de salir de casa, decidió aceptar.

— Está bien, ¿nos encontramos a las cinco? ¿Qué te parece?

— ¡Perfecto! — responde Andressa, entusiasmada.

De regreso en su habitación, Marina comienza a arreglarse. Hacía tiempo que no salía a algo que no fuera trabajo o universidad, y la idea de un plan diferente la anima. Cuando el reloj marca la hora del encuentro, sale de casa y se encuentra con Andressa. Al verla, Marina no puede evitar notar lo diferente que luce su amiga. Andressa ahora usa ropa de marca y ostenta un celular de última generación.

— Estás guapísima — comenta Marina, abrazando a su amiga.

— ¡Y tú también! — responde Andressa, radiante.

— ¿Tomamos el bus de las cinco y media? — sugiere Marina, comenzando a caminar, pero Andressa la interrumpe tomándola del brazo.

— ¿Bus? ¡Por el amor de Dios, no! — dice Andressa, casi ofendida. — Ya pedí un Uber.

— ¿No será caro? — pregunta Marina, preocupada.

— No te preocupes, yo pago — responde Andressa, sin darle importancia.

— No puedo dejar que pagues, especialmente sabiendo que no estás trabajando… — insiste Marina, algo incómoda.

— No estoy trabajando porque mi novio me pidió que dejara el empleo — explica Andressa, con una sonrisa tranquila. — Él me da una mensualidad cada mes.

El recuerdo de la conversación con su madre en la panadería vuelve a la mente de Marina.

— Qué buen novio tienes… — responde, intentando no profundizar en el tema. — Pero siempre es bueno tener un empleo, ¿sabes? No es bueno depender de nadie — aconseja.

— No te preocupes por eso — dice Andressa mientras mira su celular. Pronto, un coche blanco llega y se detiene frente a ellas: es el Uber que las lleva al museo central.

El lugar está lleno de gente bien vestida. En la entrada, Andressa muestra dos tarjetas, revelando que es invitada especial.

La exposición, compuesta por obras y artefactos internacionales, atrae todas las miradas. Sin embargo, Andressa parece distraída, como si buscara a alguien, mientras Marina se deja encantar por las piezas expuestas.

— Wow… — murmura, admirando un jarrón de más de mil trescientos años.

— Me imagino cuánto debe valer eso — comenta Andressa, aún mirando a su alrededor.

La actitud de su amiga despierta la curiosidad de Marina.

— ¿Estás buscando a alguien? — pregunta, con desconfianza.

— No, claro que no — responde Andressa, visiblemente nerviosa.

Las dos siguen explorando la exposición, y el lugar se vuelve cada vez más concurrido. Mientras Marina observa un cuadro famoso, de reojo, ve una silueta familiar: un hombre alto, de cabello negro, está parado frente a una obra de arte. Involuntariamente, su mente vuela hacia Víctor.

«Genial... Justo lo que me faltaba, pensar en ese idiota en mi fin de semana.»

Sacude la cabeza, intentando alejar el pensamiento, pero Andressa nota su distracción.

— ¿Me escuchaste? — pregunta Andressa, sacando a Marina de sus pensamientos.

— ¿Qué? Perdón, me distraje — responde, volviendo la atención a su amiga.

— Vi a mi novio.

— ¿En serio? No me digas que vas a dejarme plantada aquí para estar con él — bromea Marina.

— Claro que no, tonta — responde Andressa. — Aunque quisiera, no puedo. Todavía no hemos hecho pública la relación.

— Qué situación tan complicada… Espero que se resuelva pronto.

— Yo también, pero mientras estamos así, no está nada mal. Nos amamos y creo que el amor lo supera todo.

— Eso es cierto — asiente Marina.

Las dos siguen caminando por los pasillos hasta que Marina se detiene bruscamente, haciendo que Andressa tropiece con ella.

— ¿Qué pasa? — pregunta Andressa, sin entender la reacción de su amiga.

Marina permanece paralizada, con los ojos fijos al frente. Víctor Ferraz está allí, observándola con una mirada fría y calculadora. Lanza una mirada rápida a Andressa y luego vuelve a fijarse en Marina, negando levemente con la cabeza en señal de desaprobación.

— ¿Nos vamos de aquí? — pide Andressa, pero ya es demasiado tarde. Víctor comienza a caminar hacia ellas. — Estamos en problemas… — murmura Andressa, viendo cómo se acerca el inevitable encuentro.

Sigue leyendo este libro gratis
Escanea el código para descargar la APP
Explora y lee buenas novelas sin costo
Miles de novelas gratis en BueNovela. ¡Descarga y lee en cualquier momento!
Lee libros gratis en la app
Escanea el código para leer en la APP