Víctor observa a Rebecca caminar por la habitación con una familiaridad que le incomoda. Ella se mueve como si el espacio fuera suyo, sin la menor preocupación en disimular la actitud de alguien que se siente en control.
Él permanece en silencio por unos instantes, recostado en la pared junto a la puerta. Sus brazos están cruzados y sus ojos fijos en la salida por donde Marina había pasado rápidamente, claramente afectada. Una irritación creciente comienza a apoderarse de él, pero no por el motivo que le gustaría admitir.
Rebecca, con el vestido rojo ajustado al cuerpo, camina lentamente por la habitación, como si estuviera estudiando cada detalle. Sus tacones resuenan en el suelo, un sonido que normalmente sería seductor, pero que, en ese momento, hace que los nervios de Víctor se tensen aún más.
— No sabía que dabas regalos a mujeres, Víctor —comenta con desdén, al ver la caja recién abierta con el nombre «Christian Louboutin». Ella levanta una de las cejas, claramente intrigada y q