Marina se lleva las manos a la boca, y sus ojos brillan de emoción.
—¿Dios mío, en serio? —exclama, sin poder contener la alegría.
—¡Es en serio! —confirma Valentina con una sonrisa tímida, mientras Rodrigo la rodea con un abrazo protector.
Víctor guarda silencio por un momento, asimilando la noticia, antes de abrir una amplia sonrisa y atraer a su hermano para abrazarlo.
—¡Felicidades, hermano! —dice, dándole unas palmadas en la espalda—. ¡Esto es increíble! No puedo creer que voy a ser tío.
Rodrigo ríe, pero hay un brillo de emoción en sus ojos.
—Gracias, hermano. Y ya te aviso: tú y Marina tendrán que ayudar con el bebé, ¿eh?
—¡Cuenta conmigo! —responde Marina, abrazando a Valentina—. Es tan maravilloso. No puedo esperar para empezar a mimar a ese bebé.
El momento está lleno de risas y abrazos; la noticia aporta un brillo especial a la noche.
Mientras Valentina lleva a Marina al dormitorio para mostrarle la ecografía que se había hecho, los hermanos se acomodan cerca del balcón, di