El primer destino elegido por la pareja fue Grecia, que los recibe con un calor suave y una brisa perfumada por el Mediterráneo. Marina observa el paisaje por la ventana del coche que los lleva al hotel, encantada con los tonos azulados del mar que contrastan con las construcciones blancas de las islas. A su lado, Victor mantiene una sonrisa satisfecha, observando cada reacción de su esposa. Aunque fue un viaje planeado a última hora, había preparado todo con detalle, con la esperanza de sorprenderla y crear recuerdos que guardarían para siempre.
—¿Qué te parece? —pregunta, entrelazando sus dedos con los de ella.
—Es aún más hermoso de lo que imaginaba —responde, con los ojos brillando—. Parece un lugar sacado de un sueño.
El coche se detiene frente al hotel, una construcción encantadora en la cima de una colina, con vista al mar Egeo. La arquitectura típica griega, con sus paredes blancas y ventanas azules, hace suspirar a Marina de admiración. Víctor la ayuda a bajar del coche, sost