Al escuchar a Xavier hablar con tanta seriedad, un murmullo sutil recorre la sala del tribunal. Sus palabras, aunque para algunos suenan llenas de cinismo, hacen que otros se cuestionen la veracidad de su versión de los hechos. Al fin y al cabo, Andressa ya había demostrado, a lo largo del proceso, ser alguien capaz de actos moralmente cuestionables. Además de no mostrar ningún remordimiento al involucrarse con un hombre casado, también había traicionado la confianza de su mejor amiga de forma calculada y cruel.
Ese historial siembra dudas en el aire: si Andressa pudo romper esos lazos de lealtad y amistad, ¿quién podría garantizar que no sería capaz de orquestar algo aún más oscuro, como herirse a sí misma para hacerse pasar por víctima? Y el hecho de que estuviera involucrada con el médico que la atendió el día del accidente hace que esas dudas resuenen por todo el tribunal. Esos pensamientos comienzan a reverberar entre los presentes, como si cada persona estuviera sopesando ambos