Un murmullo atraviesa la sala del tribunal, y el juez golpea el mazo para restablecer el orden.
El abogado defensor de Xavier levanta una ceja, sorprendido al escucharla decir la verdad.
—Entonces, señora Souza —insiste—, ¿admite que esas fotos fueron tomadas sin el conocimiento de mi cliente?
—Sí, él no lo sabía al principio. Sin embargo, después de que le envié las fotos, Xavier las utilizó de manera estratégica, manipulando toda la situación para que su familia, especialmente Victor, creyera que Marina era, en efecto, su amante.
Al otro lado de la sala, Leonel suelta un largo suspiro, visiblemente aliviado al verla elegir la verdad. Pero ese alivio es rápidamente sustituido por un peso aplastante en el pecho. La mujer frente a él, que alguna vez fue dulce y generosa, ahora parecía irreconocible. Su transformación en alguien capaz de traicionar a una amiga con tanta frialdad y cometer actos tan crueles le rompía el corazón.
Por su parte, Xavier mantiene una expresión impasible, pero