Cuando Xavier, movido por la esperanza, se inclina lentamente hacia Joana, creyendo que está a punto de rozar sus labios, una bofetada estruendosa corta el momento. El impacto hace que su rostro arda y la sorpresa lo deja inmóvil por un instante.
— ¿Por qué hiciste eso? — pregunta, llevándose la mano al rostro, que palpita con la fuerza del golpe, mientras la confusión y el dolor se mezclan en su expresión.
— ¿Qué crees que estás haciendo? — dispara Joana, conmovida, mientras sus ojos revelan una mezcla de ira y dolor. — ¿Piensas que puedes acercarte a mí así, como si nada hubiera pasado?
— Estoy intentando disculparme contigo, ¿no lo ves? — responde Xavier, intentando mantener la calma, aunque la humillación lo consuma por dentro.
— ¿Así intentas disculparte? Ni siquiera sé dónde has estado todo el día, y crees que puedes venir aquí y decir solo dos palabras como si fuera suficiente. — Cruza los brazos, manteniendo la mirada fija en él, aunque su voz ya delata la lucha interna que li